Todos los andaluces tenemos un prim@ catalán. Cosas de la emigración... En una visita a Barcelona observé como su pareja tenía una lista de compra que comenzaba por la palabra "Llimones". No hay nada mas íntimo que una lista de la compra, hecha para sí mismo... me di cuenta de que la gente de allí no escribía en catalán para molestarme, sino para comunicarse. Entendí que a partir de ese detalle se derivarían infinidad de consecuencias que merecerían cierto esfuerzo de comprensión por mi parte.
Sigo sin comprender mucho el tema, la verdad. Me sorprenden muchas cosas que, dado que no vivo allí, no me elevan demasiado la bilis. En esencia, me siento extranjero en un trozo de mi propio país -Cataluña tambien me pertenece en proporción alícuota, de igual forma que Andalucía pertenece proporcionalmente a cada catalán-, donde las comunicaciones oficiales carecen del enfoque bilingüe, desde la forma de cartelería de edificios y carreteras hasta certificados educativos expedidos para otras comunidades autónomas que solo hablan en la lengua oficial del Estado, el castellano.
Soy persona de izquierdas huérfana de partido político. Supongo que la perversión de la dictadura ha llegado al extremo de que el nacionalimo catalán sea visto con facilidad como algo progresista, por mas que vaya tras la bandera la gente de CiU o el mismísimo Anglada, el xenófobo con barretina que medra en varios ayuntamientos de por allí. Eso es un pecado de todos los partidos de izquierda de ámbito nacional, que se lo permiten a sus diversas franquicias regionales, y que creo que deberíamos sancionar electoralmente en el resto del país. Las banderas de las naciones emergentes, lo pueden todo, lo sanan todo, hasta perdonan el desmontaje del estadillo de bienestar que disfrutan o la corrupción propia.
Artur Mas ganó las elecciones con todo lo que ha quitado a la mayoría... qué mas se puede decir.
Si el psicoanálisis aún tuviera algo de vigor en nuestros días, diría que se produce un caso de Transferencia Psicoanalítica: echar en cara al de enfrente lo que no nos gusta de nosotros mismos.
Pasada la Diada y la vorágine descerebrada de tantos, empezando por los políticos, se han roto demasiados puentes y han sido demasiadas las ofensas. Se invoca el derecho a decidir...y lo he considerado. Voy a decidir con pleno conocimiento qué meto en el carro del híper.
Hay muchos productos de calidad hechos allí.Y es una pena. Este blog, mas que las furibundas listas habituales de productos a boicotear es el relato real de mi experiencia personal a la hora de no dar un euro a quienes, simplemente me han ofendido y la búsqueda de alternativas.
Tengo una fuerte convicción de que la secesión catalana tiene un punto débil: la economía, relacionada indefectiblemente con la inmediata salida de la UE en caso de independencia, como ha mostrado el indisimulado disimulo con que los dirigentes nacionalistas han evitado algo a todas luces evidente.
Y dentro de eso, tras mirar muchos productos del carro de la compra, el vientre expuesto, en donde mas fácilmente se puede hacer valer el disgusto del consumidor responsable, está no en el cava, sino en las multinacionales que allí dan trabajo y allí tributan. Ellas no deben nada a nadie y sería bueno que empiecen a elegir mercados de 40 millones de europeos a mercados de siete millones en un país, en principio, extracomunitario.
Ah! y que el Barça juegue con la Gramanet en la muy catalana liga catalana. Seguro que ese órgano de la Generalitat llamado FC Barcelona estará encantado en hacer patria como hasta ahora.
Lo de los països catalans que llegan hasta Murcia, lo dejamos para otro día...porque ¿que gran nación no se basa en una idea expansionista? No hace falta recordar a aciagos teutones marcando el paso de la oca, sin ir mas lejos en la actualidad tenemos a los partidarios de la Gran Serbia o del Heretz Israel...por lo visto, nadie renuncia a las tierras del de al lado.
